domingo, 30 de noviembre de 2014

Empatía


Brené Brown, doctora en trabajo social, ha realizado un cortometraje sobre la empatía. Me parece muy interesante y una buena manera de entender lo que la empatía significa en realidad; ya que a menudo la confundimos con simpatía. Os animo que lo veáis:



https://www.youtube.com/watch?v=1Evwgu369Jw

domingo, 23 de noviembre de 2014

Loraila

    Loraila era una niña que vivía en un barrio humilde, en una casita que compartía con sus padres, sus hermanos y sus abuelos. Ella era muy feliz allí, jugando en la calle con el resto de niños del barrio, bajo la atención de su abuela que se sentaba en la puerta de la casa y su abuelo que con un guitarra, pasaba las tardes entre cantes y bailes, rodeado de vecinos acompañándole.

    Cuando llegaba el momento de ir al colegio, Loraila se entristecía porque ella no era como sus compañeros. Sus profesores siempre la regañaban, porque le costaba mucho leer y no entendían lo que escribía. Y sus compañeros se reían de ella al escucharla leer en alto. Loraila no podía evitar sentirse muy mal consigo misma y lloraba escondida en  el baño después de las clases.
En la clase de matemáticas, Loraila tampoco brillaba, le costaba mucho sumar y restar. Ella no entendía porque no podía ser como sus compañeros, porque era tan diferente y porque era tan mala en todo, como sus profesores la decían.

    Se acercaba el festival del colegio, y toda la clase, junto con la maestra, estaban preparando un baile. Cada día ensayaban y Loraila pensaba en su hermano bailando y le entraba la risa, al ver que después de tantos ensayos, el baile seguía sin salir bien.

    Llegó el día esperado, el día del Festival, y todos estaban muy nerviosos, todos menos Loraila. Cuando llamaron a su clase para que subiera al escenario, de los nervios, todos se pusieron a llorar y no querían salir a actuar. La profesora desesperada, no sabía que hacer. Entonces Loraila se acercó a ella y le dijo que ella podía salir sola. La profesora no se lo creía, pero no podía hacer otra cosa, así que haciéndola caso, la dejo salir. Loraila salió corriendo a buscar a su abuelo, que siempre llevaba la guitarra con él, a su hermano y a su madre. Entre los cuatro realizaron una actuación que acabó con un estruendo de aplausos y toda una sala en pie.

    Todo el mundo la felicitaba, y al ver las reacciones de la gente, Loraila se emocionó y aceptó que ella podía no ser brillante leyendo y sumando, pero que en el baile ella era feliz. Sabía cual era su camino en la vida y por primera vez, se sentía orgullosa de sí misma.



Gloria Ruiz Izaguirre

viernes, 14 de noviembre de 2014

¡ESO NO ES CACA!

Puede que mis opiniones respecto a todo lo relacionado con la educación, sean a veces tan drásticas, porque no soy madre y no puedo verlo desde ese punto de vista. Por suerte, trabajo con muchos niños de edades diferentes, y gracias a ello, puedo ver sus comportamientos en muchos aspectos, aprender de ello y construir una “idea” de lo que me gustaría que mi hij@ fuera el día de mañana.

Por consiguiente, también trato con muchas familias, y por su forma de hablar, de vestir, su dedicación, la forma que tienen de dirigirse a sus hijos… hace que entiendas mejor a los niños con los que pasas muchas horas a lo largo del día.
Hay familias en las que solo ves a la madre o al padre venir a buscar a su hijo, otras que vienen ambos, otras que vienen los abuelos, otras que vienen padres, abuelos, tíos… todas diferentes y con unos motivos por los que actuar así.

No puedo entender el sentimiento que produce ser madre, padre , abuela … porque no lo soy, pero basándome en lo que yo siento por esos niños desconocidos que al final del dia se van a sus casas con sus familias, me imagino que debe ser algo “sobrenatural”. Pero hay que tener cuidado de no caer en el sobreproteccionismo. Es normal querer evitar que “sufran”, que se caigan, que lloren, … pero si nos pasamos de protectores, solo ocasionará en ellos unas inseguridades que un niño no debe tener, porque si hay algo que les caracteriza es su valentía a la hora de enfrentarse a las cosas. Y esas inseguridades se verán reflejadas en muchos aspectos, incluso si no se remedia, aumentar con la edad; ya que a medida que nos hacemos adultos, es cuando de verdad empiezan los problemas, las responsabilidades, … en definitiva, ser conscientes de nuestra vida, nuestras acciones y sus consecuencias.

Ser niño, es el momento para vivir libre, siempre bajo unas normas, pero no excesivas. ¿A qué niño no le gusta saltar en los charcos?, ¿embadurnarse de lo que sea?, ¿comer chocolate?, ¿correr por el campo?, ¿salir a la calle a jugar con la nieve?, ¿subirse a lo más alto del columpio?, ¿coger el palo más grande que encuentre?, ¿jugar con la arena?, … y todas esas cosas que los adultos vemos como ”peligrosas” para ellos y a las cuales, respondemos con: “NO saltes que te mojas”, “NO! QUE TE MANCHAS!”, “ Te va a doler la tripa”, “Te vas a caer”, “Te vas a poner malito”, “Eso es caca”, “No salimos, que hace frío”…  en vez de comprar unas buenas botas de agua, jugar con ellos en la nieve o en la arena,  correr con ellos por el campo, … en definitiva, compartir con ellos esos momentos, y protegerles desde otro punto de vista, sin provocarles miedos e inseguridades, que repercutirán en su desarrollo integral.

Yo cada día hago una autoevaluación, en la que me planteo si he actuado bien en distintas situaciones. Y a medida que vas perdiendo ese miedo, y compartes momentos con ellos, los cuales, antes habrías evitado, y les ves disfrutar con tu compañía y con lo que están haciendo, es cuando sabes que lo estas haciendo bien.
Animo a todos los padres, abuelas, abuelos, tios, tias … que hagan lo mismo y que de vez en cuando vuelvan a ser un poco niños y disfruten de esos momentos con ellos.





Gloria Ruiz Izaguirre

lunes, 10 de noviembre de 2014

Educación de colores


No os miento si os digo que a veces la educación tiene sus cosas menos buenas. En ocasiones te encuentras atado por planes absurdos, barreras que no pueden ver cuánto están parando y decisiones inexistentes…

A menudo hablo de la música, pero hoy quiero hablaros de arte, de la creatividad, del color, del movimiento. Otra de las grandes olvidadas en las altas esferas de la educación.

Alguien debería explicar a los que  deciden, que no lo hacen por ellos. Deciden por otros que, aunque más pequeños, presentan mucho más sentido común que los grandes. Y nadie les pregunta, o peor, no se les tiene en cuenta. Se toman decisiones porque unos parecen tener claro lo que quieren que sean. Pero ¿qué quieren ser ellos?

Qué hacemos con esos niños que muestran una sensibilidad especial hacia el arte, hacia la música, el movimiento, la expresión. Aquellos que sin duda podrían colocar la estrella en lo alto de la pirámide de Maslow solo con dejarles escalarla y ayudarles a conseguir los recursos necesarios. Sin la música y el color en la mochila, a muchos el camino se nos hace demasiado largo.

Nosotros estamos aquí para ayudar a hacerlo posible. Para llenar esas mochilas con ilusión, fuerza, alegría y entusiasmo. Y para que todos lleven la mochila llena es imprescindible tocar todos los palos.

Por eso defiendo el arte, porque defiendo los procesos de aprendizaje imborrables, marcados en el cuerpo, dejando que este adquiera el aprendizaje por sus propios medios. Accesibles a grandes y pequeños


Color, movimiento, risas, sensaciones, amigos, risas, frio, calor, equilibrio, risas, aprendizaje, unión, apoyo, compartir, otoño y risas.



Cristina Requeijo Gómez

domingo, 9 de noviembre de 2014

Trabajar las emociones en el aula



        Aquí os dejo un artículo de “EL MUNDO”. Habla de una nueva asignatura impartida en Canarias entre 1º y 4º de primaria. Educación emocional y para la creatividad. No digo más, os dejo que lo leáis. 

martes, 4 de noviembre de 2014

Por un mundo para todos


     Hoy os dejamos un vídeo-cuento hecho por un colegio de Zaragoza. Los niños narran un bonito cuento de Jérôme Ruillier, “Por cuatro esquinitas de nada”.

    No quiero adelantar lo que sucede en el vídeo, es necesario verlo para comprender del todo el importante mensaje que nos deja el cuento.


    Solo digo que mañana mismo iré a comprarlo.


domingo, 2 de noviembre de 2014

Remando de nuevo


¡¡Aquí estamos otra vez con las pilas cargadas!! 

    Hemos necesitado unos meses para organizar el inicio del curso y ahora ya estamos listas para seguir.

    Os recordamos que en el blog podéis encontrar propuestas, cuentos, reflexiones, experiencias y vídeos relacionados con la educación infantil.

    Todo esto no sería posible sin el trabajo en equipo. Aquí os dejamos un vídeo que puede demostarlo...



Que no cunda el pánico


      Para no perder la costumbre la educación en algunos lugares se enfrenta a un muro descomunal, como es la pre-lectura y pre-escritura mal entendidas en las etapas de educación infantil.

      Parece que tengamos prisa, como si el analfabetismo persiguiera a los niños por la calle y cada día fuera una dura lucha contra él. La mayoría de los adultos quieren y valoran enormemente que los niños lean, y que lo hagan cuanto antes.

       Esto es un grave error si no sabemos hacerlo de forma correcta.

       Algo no ha debido funcionar bien, pocos son los que recuerdan con cariño la lectura después de salir del colegio, incluso en algunos sitios hay niños que no quieren ir al colegio, ahí sí debería cundir el pánico.

      Si nos vamos a los resultados del informe PISA no quedamos muy bien valorados, ni si quiera en la lectura. Aunque nuestros alumnos sufran en sus carnes a las letras a diario y desde bien pequeños.

      Algunos de los países punteros reservan la lectura y la escritura para unas edades más avanzadas, o mejor dicho más maduradas. Preparados para poder asumir el reto sin frustrarse.

      Al final todos leen,  las diferencias se encuentran en la motivación, la comprensión y el amor que sienten hacia la lectura.


     Con esto no quiero decir en absoluto que no sea importante y mucho menos que no haya que enseñarlo. Solo pido que no tengamos prisa para leer. Leer es muy importante, gratificante, significativo y enriquecedor como para hacerlo mal y pronto.  

     Antes de leer hay que hacer muchas cosas importantes para estar bien preparados.

Cristina Requeijo Gómez

Me lo pido


 Ya se acerca la Navidad, días de ilusión, días para pasar en familia y disfrutar de los pequeños de la casa. Y como todos los años (cada vez antes),  ya empiezan a aparecer esos anuncios de juguetes “fantásticos”, y a llegar a casa esos catálogos abrumadores de más de 100 páginas, donde aparecerán los protagonistas de las cartas que los niños escribirán a los Reyes Magos.

Recuerdo que cuando era una de esas niñas, yo también miraba embobada los anuncios de televisión, y acumulaba catálogos de distintas tiendas, a los que dedicaba mucho tiempo, sentándome con mi hermano, señalando todos aquellos juguetes que no podían faltar en nuestras cartas; y que desbancarían a ese juguete preferido que había sido mi compañero desde la Navidad anterior.
Después de tan larga espera, cuando llegaba esa mañana, la mañana de Reyes, lo primero que hacías era ver el número de paquetes que estos habían dejado para ti, si tenías suerte tendrías una gran montaña, pero si no… ya estabas de mal humor. Y ¡uy! si a pesar de tener 10 regalos, no te habían regalado esa muñeca que estaba tan de moda y que todas tus amigas iban a llevar al colegio días después. ¿Cómo podías ir el primer día de colegio sin la muñeca?

Hoy en día, como yo en su momento, ves abrir a los niños los regalos, y te das cuenta del poco valor que les dan. Cuando tienen tantos regalos, les invade un ansia, donde no se preocupan ni de quitar todo el papel y disfrutar del momento, si no de abrirlos uno detrás de otro sin detenerse a ver que es, como si tuvieran prisa, como si se los fueran a quitar. También te das cuenta de que la mayoría de los regalos, son regalos para jugar uno solo,¿y el juego cooperativo?.

No nos damos cuenta de la importancia de estos detalles, no nos damos cuenta de que esto también educa a los niños. Considero que con estas edades los niños son muy influenciables, y que serán lo que nosotros queramos que sean.
Entiendo que son momentos muy cargantes, y que con tal de quitarnos el “marrón” de encima, compremos sin medir y sin detenernos a pensar lo que estamos regalando. Con tal de que nuestros niños estén contentos… ¿qué mas da?.

Recuerdo que un año, tuve muchos regalos, más de los que podía imaginar, pero mi abuela me regalo una gran caja de pinturas con acuarelas, pinceles, rotuladores… y a pesar de esa muñeca que tanto quería y del resto de regalos que tuve, ese fue el que más me gustó.

Animo a los padres a que piensen bien los regalos de sus hijos, que observen lo que les gusta, a lo que dedican su tiempo, si lo hacen encontrarán los verdaderos regalos. Los niños se encargan de darnos señales constantemente, ahí está la importancia que tiene nuestro papel, de aprender a entender y comprender esas señales. En mi caso cuando iba a los restaurantes, garabateaba en servilletas con el bolígrafo que  mi madre llevaba en el bolso; para otros no hay mejor tarde que en la que ayudas a papá a hacer un bizcocho; a otros les gusta toquetear la guitarra de mamá, …  Hacer caso a estas señales, observar a vuestros hijos y atender sus inquietudes, así conseguiréis niños mas felices y con una personalidad de peso.

Gloria Ruíz Izaguirre