lunes, 10 de noviembre de 2014

Educación de colores


No os miento si os digo que a veces la educación tiene sus cosas menos buenas. En ocasiones te encuentras atado por planes absurdos, barreras que no pueden ver cuánto están parando y decisiones inexistentes…

A menudo hablo de la música, pero hoy quiero hablaros de arte, de la creatividad, del color, del movimiento. Otra de las grandes olvidadas en las altas esferas de la educación.

Alguien debería explicar a los que  deciden, que no lo hacen por ellos. Deciden por otros que, aunque más pequeños, presentan mucho más sentido común que los grandes. Y nadie les pregunta, o peor, no se les tiene en cuenta. Se toman decisiones porque unos parecen tener claro lo que quieren que sean. Pero ¿qué quieren ser ellos?

Qué hacemos con esos niños que muestran una sensibilidad especial hacia el arte, hacia la música, el movimiento, la expresión. Aquellos que sin duda podrían colocar la estrella en lo alto de la pirámide de Maslow solo con dejarles escalarla y ayudarles a conseguir los recursos necesarios. Sin la música y el color en la mochila, a muchos el camino se nos hace demasiado largo.

Nosotros estamos aquí para ayudar a hacerlo posible. Para llenar esas mochilas con ilusión, fuerza, alegría y entusiasmo. Y para que todos lleven la mochila llena es imprescindible tocar todos los palos.

Por eso defiendo el arte, porque defiendo los procesos de aprendizaje imborrables, marcados en el cuerpo, dejando que este adquiera el aprendizaje por sus propios medios. Accesibles a grandes y pequeños


Color, movimiento, risas, sensaciones, amigos, risas, frio, calor, equilibrio, risas, aprendizaje, unión, apoyo, compartir, otoño y risas.



Cristina Requeijo Gómez

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