viernes, 14 de noviembre de 2014

¡ESO NO ES CACA!

Puede que mis opiniones respecto a todo lo relacionado con la educación, sean a veces tan drásticas, porque no soy madre y no puedo verlo desde ese punto de vista. Por suerte, trabajo con muchos niños de edades diferentes, y gracias a ello, puedo ver sus comportamientos en muchos aspectos, aprender de ello y construir una “idea” de lo que me gustaría que mi hij@ fuera el día de mañana.

Por consiguiente, también trato con muchas familias, y por su forma de hablar, de vestir, su dedicación, la forma que tienen de dirigirse a sus hijos… hace que entiendas mejor a los niños con los que pasas muchas horas a lo largo del día.
Hay familias en las que solo ves a la madre o al padre venir a buscar a su hijo, otras que vienen ambos, otras que vienen los abuelos, otras que vienen padres, abuelos, tíos… todas diferentes y con unos motivos por los que actuar así.

No puedo entender el sentimiento que produce ser madre, padre , abuela … porque no lo soy, pero basándome en lo que yo siento por esos niños desconocidos que al final del dia se van a sus casas con sus familias, me imagino que debe ser algo “sobrenatural”. Pero hay que tener cuidado de no caer en el sobreproteccionismo. Es normal querer evitar que “sufran”, que se caigan, que lloren, … pero si nos pasamos de protectores, solo ocasionará en ellos unas inseguridades que un niño no debe tener, porque si hay algo que les caracteriza es su valentía a la hora de enfrentarse a las cosas. Y esas inseguridades se verán reflejadas en muchos aspectos, incluso si no se remedia, aumentar con la edad; ya que a medida que nos hacemos adultos, es cuando de verdad empiezan los problemas, las responsabilidades, … en definitiva, ser conscientes de nuestra vida, nuestras acciones y sus consecuencias.

Ser niño, es el momento para vivir libre, siempre bajo unas normas, pero no excesivas. ¿A qué niño no le gusta saltar en los charcos?, ¿embadurnarse de lo que sea?, ¿comer chocolate?, ¿correr por el campo?, ¿salir a la calle a jugar con la nieve?, ¿subirse a lo más alto del columpio?, ¿coger el palo más grande que encuentre?, ¿jugar con la arena?, … y todas esas cosas que los adultos vemos como ”peligrosas” para ellos y a las cuales, respondemos con: “NO saltes que te mojas”, “NO! QUE TE MANCHAS!”, “ Te va a doler la tripa”, “Te vas a caer”, “Te vas a poner malito”, “Eso es caca”, “No salimos, que hace frío”…  en vez de comprar unas buenas botas de agua, jugar con ellos en la nieve o en la arena,  correr con ellos por el campo, … en definitiva, compartir con ellos esos momentos, y protegerles desde otro punto de vista, sin provocarles miedos e inseguridades, que repercutirán en su desarrollo integral.

Yo cada día hago una autoevaluación, en la que me planteo si he actuado bien en distintas situaciones. Y a medida que vas perdiendo ese miedo, y compartes momentos con ellos, los cuales, antes habrías evitado, y les ves disfrutar con tu compañía y con lo que están haciendo, es cuando sabes que lo estas haciendo bien.
Animo a todos los padres, abuelas, abuelos, tios, tias … que hagan lo mismo y que de vez en cuando vuelvan a ser un poco niños y disfruten de esos momentos con ellos.





Gloria Ruiz Izaguirre

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