miércoles, 9 de julio de 2014

Una vida emocionante

    Desde el principio de curso empecé a trabajar las emociones por las mañanas en el aula. Los primeros días, yo preguntaba a los niños unos por uno, cómo se sentían: contentos, enfadados, tristes o  asustados.


    Al principio sólo algunos se atrevían a identificar lo que sentían. Pero según pasaron los días esto se convirtió en rutina, y dejó de hacer falta que yo lo dirigiese. Ellos, cada día uno, preguntaban a sus compañeros:


  •  Hola Samuél ¿Cómo estás? Contento, enfadado, triste o asustado. ¿Por qué estás así? ¿Podemos ayudarte?.


   Cuando alguno de ellos estaba triste, se abrazaban hasta conseguir compartir las emociones positivas, o se hacían reír. Si alguno estaba asustado compartía, sólo si quería, cuál era el motivo, y entre todos buscábamos posibles soluciones. Y cuando estábamos contentos explicábamos que nos hacía sentir así.


    Aprendieron a identificar las emociones, y a entender lo que reflejaban. Cuando la entrada se hacía un poco cuesta arriba para alguno, siempre otros comentaban: "estará triste", "llora porque está triste""No te preocupes, luego vendrán a recogerte".


    No puedo evitar compartir mi preocupación por la escasa importancia que damos a la educación emocional.

    Dejamos pasar por delante de nosotros niños extremadamente aprensivos, tímidos, asustadizos, inseguros o extremadamente protagonistas y no aportamos recursos ni estrategias para enseñarles a gestionar las emociones. 

    Como si la vida no fuese un hervidero de ellas.

    Me atrevería a decir que la vida sería mucho mas fácil si supiéramos gestionar las emociones. Si supiéramos reconocer cómo se siente el otro, y que podemos hacer para ayudarle.

    Al fin y al cabo la vida está llena de ellas y es necesario comprenderlas y relacionarlas para poder exprimirla del todo.




"No podemos elegir muchos aspectos de nuestra vida. Pero nada ni nadie es lo bastante poderoso para impedir que escojamos nuestros pensamientos y  nuestras emociones" 
 Gabriél García Márquez.


 " Las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos del mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista"
 Mahatma Gandhi.

    Y para terminar un cuento, "El monstruo de colores"de Anna Llenas. Una mañana uno de los padres de los niños nos lo dejó y ahora ya tenemos uno en  la biblioteca del aula. 

    En este cuento una niña ayuda a un monstruo a ordenar sus emociones, porque siempre se hace un lío. Explican como te sientes con cada una de ellas y las asignan un color. Es muy útil para aprender a diferenciarlas.



Cristina Requeijo

1 comentario:

  1. si pudieses sentir sólo un poquito de esta tranquilidad, orgullo y entusiasmo que siento cada vez que leo artículos como éste y pienso: "es Cris quien educa a kike"; tenemos la suerte de que, cada vez más, sois las educadoras que demostráis que nuestros hijos están en tan buenas manos. Gracias por hacer de la educación de nuestros hijos una experiencia excitante, divertida....

    ResponderEliminar