lunes, 21 de julio de 2014

La tribu de los girasoles

        Hace muchos años, había quién creía que los girasoles eran plantas sagradas.

      La "tribu de los girasoles", vivía de esta planta, por ello eran especialistas en su cultivo; esto les hacía muy famosos en toda la zona.Todo el mundo alababa lo grandes y fuertes que crecían los girasoles de esta tribu, de los cuales, aprovechaban todas sus partes para distintos cometidos.

    Las semillas las utilizaban para elaborar alimentos, hacer harinas, collares... La flor, a parte de adornar todas las puertas de las cabañas de la tribu, la utilizaban para cubrirse de la lluvia. Las grandes y gruesas hojas, vestían a toda la tribu y también las usaban para hacer platos, para sentarse a la hora de reunirse...El largo y fuerte tallo, les servía para hacer las cestas que se llevaban a las excursiones, para recolectar frutas y otros alimentos; además de utilizarse en la construcción de las cabañas, donde vivían todos los miembros de la tribu.Y la raíz, la utilizaban para hacer infusiones, que según el jefe, curaba todo tipo de dolores.

    El "Día de la cosecha" se acercaba, y con él, la fiesta más importante para la tribu, "El gran girasol", dónde el miembro de la tribu que llevara el girasol más alto, con las hojas más grandes y gruesas y con la flor más grande y amarilla, se convertiría en el "rey de la cosecha" de ese año, un gran honor para cualquier miembro de la tribu.

    Pero ese año, la cosecha sería diferente...

     A solo un día de la cosecha, el cielo se cubrió de negro, tapando el brillante sol. Los miembros de la tribu se escondieron en sus cabañas. Un incómodo silencio reinaba en todo el poblado. Parecía que todos se hubieran marchado, abandonándolo todo allí, de no ser por algunos rezagados que les había sorprendido la nube negra en medio de una excursión, y corrían hacia sus cabañas.
La noche lo invadió todo, sin dejar ver nada de lo que estaba ocurriendo; solo se oía un fuerte ruido, que tenía a todos asustados. Nunca habían vivido algo así.

   Cuando salió el sol, todos empezaron a salir de sus cabañas, cegados por una intensa luz y con una humedad muy poco común en temporada de cosecha. Cuando sus ojos se acostumbraron a esa claridad, pudieron ver lo ocurrido. Todo estaba invadido por una capa de piedras blancas que habían destrozado todo a su paso.

- El fuerte granizo- dijo el jefe, el hombre más sabio de la tribu.

   Entonces todos pensaron en lo mismo, ¡los girasoles!. Corrieron hacia los campos de cultivo y cuando llegaron, no podían creerlo, todo estaba destrozado, todo el trabajo de un año, perdido. Ni los altos y fuertes tallos, ni las grandes y gruesas hojas..., "el fuerte granizo" lo había arrasado todo. La desesperación se apoderó de la tribu, ahora ¿de qué iban a vivir?.

    Una niña miraba desde un alto como su familia y el resto de miembros de la tribu, paseaban por el campo de girasoles marchitos, llorando y lamentándose por todo lo perdido, cuando pudo ver a lo lejos un destello amarillo. Corrió hacia allí, se arrodilló y retirando grandes hojas y largos tallos, pudo ver un pequeño girasol, de tallo flexible y pequeñas hojas, que tapado por el resto de girasoles, no había podido crecer y por lo tanto el granizo no había podido destruirlo como al resto de girasoles. La niña gritó, y se formó un corrillo a su alrededor, donde todos gritaban de alegría.

    Ese año, en la fiesta de "El GRAN girasol", el protagonista fue un" pequeño" girasol, con el que pudieron volver a empezar y continuar siendo "la tribu de los girasoles".

Gloria Ruiz.

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