domingo, 29 de junio de 2014

Otros caminos

        Recuerdo que cuando era pequeña cambiaba la letra de las canciones por el temario que debía aprenderme, las cantaba toda la tarde, y la mañana siguiente lo recordaba con sus puntos y comas. Hay uno en concreto que todavía recuerdo, el primero de todos. Mejor no compartir cuál fue la canción elegida.

   Hacía esto porque siempre he sido incapaz de memorizar las cosas sin aportarles un orden lógico, una secuenciación, sin razonarlas...
        Disfrutaba enseñando a todos mis muñecos la lección que tenía que aprender y automáticamente la interiorizaba.

Un poco más mayor, empecé a hacer dibujos y esquemas en los márgenes que ilustrasen lo que narraban, de un vistazo repasaba todo el temario, por no hablar de como lo aprendí mientras dibujaba. 

Olvidaba los enunciados de los temas y eso hacía se se mezclaran en mi cabeza y me fuera realmente difícil colocar cada cosa en su sitio. Alguien me dijo una vez que usara colores. Empecé a escribir cada cosa en un folio de un color distinto,o con un color distinto. Increíble como se ordenaron los conocimientos. 

Llegó el momento en el que aprender inglés fue imprescindible, nunca me había motivado esto, y nunca me había sentido capaz de hacerlo. Una aportación brillante de alguien brillante, y con la guitarra empecé el camino. Aun nos queda mucho por andar, pero sin el bastón el camino era demasiado pedregoso.

Algunas seguro que son cosas que todos sabéis, pero a mi me proporcionaron diferentes vías para llegar a los aprendizajes.Seguro que cada uno tiene sus trucos, o algunos la brillante capacidad de memorizar las cosas sin dificultad.

Y ahí es donde yo llego hoy. ¿Por qué no ofrecer a los niños la capacidad de enfocar sus aprendizajes desde sus intereses reales? ¿Por qué no poner a su disposición las diferentes herramientas? 

         Cuantos brillantes músicos, actores, bailarines, narradores de historias, amantes de la naturaleza y millones de cosas mas, se habrán escapado de las aulas sin saber que poseían esas inteligencias propias, y que ellas podrían dotar de significatividad a todos los aprendizajes.

¿Quiénes somos nosotros para cortar las alas a nadie?


Cristina Requeijo

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